sábado, 15 de junio de 2013

Las niñas buenas no hablan, pero tampoco van al cielo

Las espinas no se deben tragar, o  la escupes o te ahogas. La  silenciaron tanto que hoy no está dispuesta a acallar su voz. Toda su vida y  en muchas ocasiones ha procurado no hacer daño, no lastimar con sus palabras a nadie y no hablar por  no ofender.

Recibir y aguantar golpes sin devolver bofetadas, esas ofensas que tanto daño la hicieron y casi la dejan sin voz y voto.   Esto la enseño que nunca  ganará el premio noble del sufrimiento, ni el aplauso entusiasta por aguantar  y mucho menos  una  caricia por su silencio.

Este silencio que fue y es su amigo fiel, ver, oír y callar eso le decía su madre porque las niñas buenas no hablan y van al cielo. ¡Pobre criatura! Si supiera todo lo que lleva en su espalda y en cada pedacito de su corazón.  

Le diría mi niña levántate y grita con todas tus fuerzas, no quiero que seas una desdichada, ni una amargada y mucho menos que el silencio enmudezca tu voluntad de lucha. Le haría saber que las niñas luchadoras  van a todas partes.


Como una suave melodía la incitaría, la animaría a saltar todos los obstáculos del camino y recoger las piedras para construir sus ilusiones. También le dirá mi niña no  importe lo que piensen de ti porque lo más importante en la vida es lo que tú piensas de ti misma. Nadie te regalo nada… Trabaja duro como solo tú sabes hacerlo, las recompensas vendrán después.

De esta manera, vive tu vida lo mejor que puedas, haz el bien, no ofendas a nadie y di todo lo que piensas  o casi todo aun a veces  no sea aceptado. Como resultado,  en muchas circunstancias te criticarán  y calificarán por ello.

En definitiva ¡LUCHA!