lunes, 10 de junio de 2013

10 maneras de ser feliz siendo emprendedor

Es interesante ver cómo los emprendedores están cambiando sus objetivos. Antes hablaban de la monetización, la escalabilidad y el largo plazo. Pero últimamente parece que hablan más sobre construir empresas que duren más, en hacer lo mejor para los clientes, y sobre trabajar “desde el corazón”.
No son emprendedores “new age”, ni han encontrado el “Zen”, ni tampoco han dejado de preocuparse por los ingresos, sencillamente creen que tener a los clientes contentos, hacer lo que ellos como emprendedores creen y construir empresas que tengan más duración, acaba por valer la pena.
En otras palabras, lo que todos queremos es llegar a ser felices, y tener éxito, poder o riqueza, pueden ser buenas herramientas, pero no el objetivo como tal.
Entonces, ¿cómo llegamos a ser felices siendo emprendedores? Aquí tenéis algunas ideas…

1. Rodéate de personas que te hagan feliz
No hace falta que busques gente que se pase el día sonriendo y dándote palmaditas en las espalda, pero sí que tienes que encontrar personas que te inspiren, que trabajen duro y que te hagan sentir que formas parte de un equipo. A menudo, cuando buscamos empleados nuevos, hacemos la “lista del ascensor”: imagino que estoy atrapado con esa persona durante 2 o 3 horas. ¿Sería una situación rara? ¿interesante? ¿divertida? Si crees que sería horrible e incómodo, entonces no contrates a esa persona. Cuando entro en la oficina por la mañana y veo la gente con la que trabajo me siento como en casa, y eso es en lo que debes esforzarte.

2. Deshazte de las personas que te hagan infeliz
Construir un buen equipo es lo más difícil en el mundo. El consejo más habitual es: construye un gran equipo y contrata solo a los mejores. Eso está muy bien y todo el mundo está de acuerdo, pero ¿cómo lo haces? La respuesta pasa por ser brutalmente honesto contigo mismo. Ya sabes quien no está funcionando tan bien como esperabas, y quien no para de sorprenderte con su visión y ambición. Tienes que ser honesto contigo y con tus empleados y deshacerte de los que no lo están haciendo bien. Te sentirás más aliviado cuando lo hagas.

3. Fíjate algunas metas para los próximos 10 o 30 años
Todos estamos consumidos por nuestros calendarios y listas de cosas por hacer. A veces, hacemos planes y pensamos en lo que va a pasar durante los próximos 12 meses o 2 años. Pero ¿y dentro de diez años? ¿Cómo tendría que ser tu empresa en 20 o 30 años, para seguir siendo el mejor lugar del mundo en el que trabajar? ¿Qué tendría que cambiar? Cuando tengas una imagen más clara de lo que debe suceder a largo plazo, qué hacer ahora, se vuelve mucho más claro.

4. Recarga energías para la inspiración
Los emprendedores son personas creativas. Esta creatividad necesita alimentarse. Lee libros, visita galerías de arte, echa un vistazo a algunas frases célebres o navega por algunos blogs buscando la inspiración. Es muy fácil atraparse en la gestión del día a día, y a veces es necesario repostar y alimentar a la parte creativa de tu cerebro.

5. No trates de cumplir con las expectativas
Hay muchas expectativas puestas en los emprendedores. Tus empleados, socios e inversores esperan que hagas ciertas cosas y actúes de cierta manera. Recuerdo cuando vendí mi compañía a una gran empresa de telecomunicaciones y me pidieron que me quedara como gerente. Intenté imitar a gerentes que conocía e incluso leí un par de libros sobre el tema. Intenté estar a la altura de las expectativas, y en 6 meses, ya estaba quemado.
En retrospectiva, me di cuenta de que me pidieron que ocupara ese cargo, porque era diferente al resto de gerentes que habían contratado. Como emprendedor eres único, y tienes la opción de construir tu empresa de la forma que tu creas más conveniente. Esa singularidad será la encargada de lanzar o destruir tu empresa. No vayas en contra de tus propias creencias y ser como los demás.

6. Di que no más a menudo
Muchos emprendedores son amables. Sobresalen a la hora de formar un equipo, ganarles el corazón a los clientes y vender sus sueños a inversores. Estos no suelen ser los más agresivos. Una manera de sobrecargarse y hacer la vida más difícil es decir que sí con demasiada frecuencia. Tienes que ser más estricto y honesto cuando la gente te pida favores. La gente pide favores y parte de tu tiempo y por lo general es más fácil decir sí que no. Pero todo el mundo apreciará que digas “Lo siento, pero mi empresa está creciendo tan rápido que necesita toda mi atención”. Lo curioso es que por lo general, esa frase es totalmente verdadera. Tu atención debe estar en tu compañía.

7. No te sientas culpable por no trabajar
La mayoría de emprendedores que conozco, trabajan todos los días de la semana. Incluso cuando no estamos trabajando, seguimos pensando en el trabajo. Y eso está bien. No trates de evitarlo. Si estás inspirado o preocupado, eso ayuda a empezar a soñar y reflexionar sobre temas. Te encanta lo que haces y no tienes porque avergonzarte. Pero tampoco puedes sentirte culpable cuando te cojas un día libre. Trabajas más duro que nadie, por menos dinero que la mayoría de la gente, así que si quieres irte y relajarte durante unas horas, hazlo. Uno de las cosas buenas de ser emprendedor es que puedes programarte tu propia agenda, así que aprovéchalo.

8. Aprende a vivir en el caos
La primera conferencia que organizamos, en 2006, daba la sensación de ser una gran lío. Las últimas 48 horas, parecían el caos total. Está claro que el público no lo veía de esa manera, y tampoco los ponentes. Acabábamos de darlo todo por finalizado cuando le dije a Patrick “No puedo esperar a que llegue el evento del año que viene para poner en práctica todas las lecciones que hemos aprendido”. Y por supuesto que la conferencia del siguiente año continuó pareciendo igual de caótica. La semana pasada, celebramos el octavo evento en Amsterdam, y todo salió sin problemas. Por lo menos, así lo parecía. Ya he aprendido que mi sentimiento de pánico y caos es parte del trato. Hemos aprendido a vivir con el caos y con seguir siendo profesionales, independientemente de las circunstancias. Una vez aceptado el hecho de que los problemas, el caos y la crisis son parte de ser emprendedor, puedes dejar de luchar en contra todo ello.

9. No intentes ser perfecto
Woody Allen dijo la famosa frase “El 90% del éxito se alcanza sólo con aparecer” y en Facebook, un dicho común es el de “Hecho es mejor que perfecto.” Ahora, son muchos los emprendedores que señalan a Apple o Steve Jobs y dicen: “Sí, pero quiero que sea perfecto, como Apple”. Eso está bien, pero es poco realista. El primer ordenador de Apple fue una placa de circuito pegada a una caja de madera. No era perfecto, pero estaba hecho. La búsqueda de la perfección está bien, pero ese esfuerzo adicional, puede acabar contigo. Intenta hacer el mejor trabajo posible, y busca el “tan perfecto como razonable”.

10. Tienes que saber cuándo hay que abandonar
Una de las partes más difíciles de ser emprendedor es saber cuándo parar. Es algo  perfectamente comprensible, cuando una de las cualidades que también se necesitan para tener éxito es saber cuándo ser persistente. Por desgracia, hay una línea muy delgada entre la obstinación y la persistencia. Rodéate de gente en la que puedas confiar y pedirles consejos. Si son muchas las personas que te advierten que te estás pasando, cógete un descanso y toma un poco de distancia y valora si tienes que ir aún más lejos.

Conclusión
Ser emprendedor es una profesión impresionante. Es emocionante inventar cosas, innovar las viejas ideas, llegar a tu público, dar forma al futuro, trabajar con la gente que amas, y impulsar el crecimiento económico. También puede ser frustrante, exigente, consumirlo todo y representar un peaje en tu capacidad de ser feliz. Busca el equilibrio en tu vida, disfrutando de lo que funciona y prestando atención a las malas señales. De esa manera serás capaz de tener éxito y encontrar la felicidad.

¿Tenéis una receta propia para la felicidad? ¿Qué os ayuda en vuestro día a día?